Estábamos deseando llegar a Croacia, después de semanas de lluvias cada dos días, pensábamos que el verano ya nos estaría esperando en el nuevo destino.
Me imaginaba llegando a un pueblo pesquero croata del mediterráneo donde daríamos nuestro primer salto al agua azul turquesa. Qué graciosa es la imaginación!!
Ruta:
79,5 Kms
98,8 Kms
120,6 Kms
112,7 Kms
Total Kms 411,6
Pero la llegada no fue la esperada. Pasada la frontera sin problemas, a 20 kms llegábamos al alojamiento reservado en un pueblo llamado Matulji en el norte de Croacia, pero muy cerca de la costa.
Aishhh caos total, cruces, cedas, stops, ninguno se aclara quien tiene que pasar, todos parecían tener mucha prisa a pesar de que era sábado.
Habíamos llegado a “sálvese quien pueda”!
Llegué exhausta al alojamiento…y agobiada.
Matulji no tenía nada especial, solo una calle principal con mucho tráfico y ruido. Calles empinadas, la gente cruza por donde le da la gana o puede.
Para llegar al alojamiento, después de una curva estrecha y cerrada tenía que girar a la izquierda en plena cuesta, espera a que un alma caritativa del carril contrario te deje pasar, pon el freno de mano, que hacía años que no lo usaba, qué planita es mi Holanda – recordaba -.
Al poco rato llegó Evert, él con su cervecita a la llegada siempre la mar de feliz!
En este alojamiento, aislado del caos exterior, nos pudimos relajar.
Cerca estaba Opitaja, en la misma costa. Aquí era más turístico, pero turismo local. Las zonas de baño aunque estaban bien preparadas, no había arena, solo rocas o suelo de cemento, lo cual le daba un toque frío.
Habíamos cambiado de paisaje, las vistas desde la montaña viendo el mar por primera vez en meses sonaba muy bien, sin embargo, después de venir de la tranquilidad y el orden de los otros países del norte, teníamos que reajustarnos al nuevo destino.
Desde aquí seguimos por la carretera de la costa hacia el sur. A partir de aquí, el tomtom no reconocía todas las calles, no sabía que este detalle me acabaría dando tantos problemas.
Cada noche reservábamos por Booking el alojamiento del día siguiente, no había casi hoteles, por lo que reservábamos apartamentos de la gente local.
Tuve problemas para encontrar casi todos los alojamientos de la ruta, hasta que llegaba Evert y con su GPS de bici llegábamos sin problemas, desde luego este aparato ha sido una gran inversión!!
En Senj cambiamos la ruta, a pesar de que había que hacer más kilómetros, para luego volver otra vez a la costa.
Pero decidimos ir hacia el interior a visitar los Lagos de Plitvice, que están en Jezerce. Había visto alguna foto y pensamos que era una pena pasar por Croacia sin ver esta parte.
Y así fue, de lo más bonito que habíamos visto en nuestra vida de todos nuestros viajes.
Curioso ver cómo volvía a cambiar el paisaje, de seco y playas de piedra, al verde intenso, incluso las casas de estilo nórdico.
Una maravilla natural, un parque de kilómetros lleno de verde y cataratas de diferentes formas y alturas en todo el trayecto que haces caminando.
No te lo puedes perder si vas a Croacia.
Peeeero, estaba lleno de gente por todos lados. Había que pasar por unas pasarelas estrechas y habían tramos en los que no cabíamos.
Este sí que fue el primer día de verano verano, el sol ya empezó a azotar con fuerza. Se notaba en el ambiente, todos muy alterados…
Aquí había turismo de todas las nacionalidades, que si las fotos, que si las selfies, chinos por todos los lados corriendo para arriba y abajo. Si hay algún seguidor chino, por favor que no se ofenda, pero es que cuando se bajan del autocar…
Esta imagen vale más que 1000 palabras!! jajaja
A mitad del recorrido Evert se encuentra una pareja de italianos que se estaban a tortazo limpio entre ellos!! Eran más o menos de nuestra edad y con un bebé de menos de un año en el carrito, no te lo podías ni imaginar!
Disputa de pareja. Violencia doméstica. Nadie alrededor hacía nada, Evert los tuvo que separar.
Yo que iba más atrás, cuando llegué ya estaban separados, pero gritándose a alma partida y Evert muy afectado por la situación.
Y es que esto en Holanda, no es muy común, nada que ver a las noticias que oímos en España sobre este tema.
Había que coger un barco que cruzaba el lago y te llevaba al otro lado del parque, convencí a la chica italiana de que cogiese al bebé y se montase en el barco, que estaban dando un espectáculo y encima con su niño delante.
Por suerte me hizo caso, aunque temía que me soltara un tortazo, estaba muy alterada. Él se quedó allí sentado, mientras ella se montaba en el barco con nosotros.
De aquí volvimos otra vez hacia la costa, cada uno con su medio de transporte ;-)
La carretera de la costa era como las curvas de Garraf, pero multiplicada por diez, parecía que nunca acababan. Por un lado te quedaba el inmenso mar y al otro la montaña.
El paisaje era seco, de arbustos, el calor azotaba y los grillos cantaban que parecía que llevaban micrófono!
Pero lo que realmente me empezó a agobiar era la manera de conducir de los croatas, bueno, desde el sur de Eslovenia ya veníamos así.
Por primera vez fuimos más conscientes del peligro que conllevaba el viaje en bicicleta, yo sufría por él y él por mí con estos brutotes en carretera.
Todo esto, a pesar de estas fotos tan preciosas, nos acabó dejando mal rollo. Desde que habíamos cruzado a Croacia, cada día era así, una de cal y una de arena.
Por fin llegamos a Skradin, este pueblo nos dio tregua para recuperarnos, y os lo contaremos en la segunda parte del post sobre Croacia, que ya véis que aquí hay tela!
Feeling Travelling
Esta entrada también está disponible en: Inglés