Nos alegrábamos de pasar al siguiente país: Montenegro.
Salir de Dubrovnik fue todo un caos, una carretera de costa en la que me encontré dos accidentes de coche (no me extrañó nada después de lo visto en Croacia).
Por primera vez en tantos kilómetros recorridos, encontré caravana.
Tenía la esperanza de volver a encontrar una manera de conducir más apropiada en los próximos países, aunque pensar en Montenegro, Albania y Grecia no me acababa de dar muy buen feeling.
Ruta Montenegro:
93,4 Kms
61,8 Kms
18,3 Kms
Budva – spaak gemaakt – Shkodar
84,1 Kms
Total Kms 257,6
Juntando las 5 etapas llevábamos 2.849,8 Kms en bicicleta.
Después de cruzar la frontera quedamos en encontrarnos en la primera ciudad: Herceg Novi.
Seguíamos en el caos de coches, calles, ese calor matador. Sin dejar la carretera principal, veo una parada de autocares con mucho espacio para parar.
Dejo el coche en un lateral para no molestar
y decido esperar a Evert mientras me tomo un zumo en la terraza del bar.
Ay qué bien en esta sombra!
Me lo sirven. Y sin pasar ni 3 minutos aparece una grúa con dos tiarrones con mucha prisa para enganchar mi coche!!
EHHHHHH QUÉ HACÉIS!!!
QUE ESTOY AQUÍ!!
Buff qué momento, dejo el zumo sin probar y salgo disparada hacia el coche.
Nos gritamos unos a otros, ya no me acuerdo ni en qué idioma nos comunicábamos.
Pero entendieron que el coche me lo llevaba yo!
Me monté y salí corriendo, lo que pude, ya que había tanta gente y coches que no sabía ni por donde tirar. A todo esto, me había dejado el zumo sin beber… y sin pagar.
Para colmo, sólo llevaba un billete de 100 eur.
Curiosamente, desde Eslovenia, los cajeros daban billetes de 100 eur!
En Croacia teníamos kunas, así que al cambiar de país, tuvimos que volver a sacar Euros que ya no teníamos.
No había a dónde dejar el coche, sólo quería volver al bar a pagarles el zumo y largarme de allí. Sorry for Evert! ;-)
Dejo el coche al lado de un container, el único sitio libre, lo cual, viendo ya lo rápido que funcionaba el servicio de grúas en Montenegro, tenía que darme prisa.
Corro, cruzo salteando los coches, me bebo el zumo de un trago como si fuese un chupito.
Saco el billetazo verde para pagar como si fuese millonetis, me doy cuenta que no sirvo pa rica!
Resoplan, hay que buscar cambio, yo metiendo prisas, que el coche tapaba un container, venga, venga!!
Van a buscar cambio no sé dónde. Pago.
Dejo propina, qué menos!
La que lié por no llevar un euro suelto.
SMS a Evert: espero que estés bien, no puedo más, nos vemos en el hotel, ya te contaré. Besitos.
Nos vimos unas horas después en un pueblo costero: Kotor.
Un apartamento amplio con un bonito balcón, pero una decoración horrorosa de los años 70. Bueno, no era decoración, sencillamente es que era de los 70.
La zona de playa no nos gustó mucho, aunque el paisaje era muy bonito. Por la noche visitamos la ciudad, rodeada por una muralla.
Cuando te adentras te encuentras en una ciudad muy acogedora, con su iglesia ortodoxa, sus tiendas y restaurantes. Hay gente pero sin agobios, población y turismo local.
Al día siguiente, como diría Evert, bicicleteamos a Budva.
Seguimos con las anécdotas: cuando llevaba 20 Kms en plena cuesta, oye un “click”. La bici parece que no va bien. Quedaban muchos Kms para llegar al siguiente destino, era muy arriesgado continuar y quedarse sin bici en el medio de no se sabía donde.
Yo, que todavía estaba haciendo tiempo en el hotel, recibo su llamada que viene de vuelta y que mientras busque dónde ir a un taller de bicis. Ups! yo qué sé!!
En este hotel, sólo la recepcionista hablaba algo de inglés, el resto del personal no hablaba nada de este idioma, sin embargo, siempre una sonrisa.
Nos entendimos, y la recepcionista mandó al chico del bar a buscar un taller, me confirmaron que no sería problema.
Evert llegó sudando la camiseta. Estas situaciones hay que tomarlas con mucha filosofía y paciencia, y Evert para esto no tiene problema ;-)
Allí nos quedamos esperando que nos devolviesen la bici. Después de una hora, allí la teníamos de vuelta. Es la ventaja de estos países que todavía están en el camino de pleno desarrollo. Aquí no hay que coger hora ;-)
La reparación fue muy baratita y desde aquí aprovechamos para agradecerles lo pronto y bien que nos ayudaron.
Budva, habíamos leído que era un punto turístico a visitar. Sí, lo era. Luces de neón, puestos de souvenirs horteras.
Y esta islita que pintaba tan chula en fotos, resultó ser un área privada, un hotel para los que sí son millonetis de verdad ;-)
Por lo que vimos y pudimos averiguar, Montenegro tiene afinidad tanto social como políticamente hablando con Serbia y Rusia. Comparten religión y el ruso parecía ser una segunda lengua en Montenegro.
Después de la guerra de los balcanes, ya os podéis imaginar, que turismo de Montenegro y Serbia no es bien recibido.
Se notaba que había inversión extranjera, penosamente, construyendo grandes bloques de apartamentos turísticos invadiendo todo el litoral.
En Croacia ya habíamos decidido que le daríamos caña a la bicicleta para llegar a Atenas, por lo que en Montenegro ya no hicimos más paradas.
Continuamos hacia Albania, próximo post!!
Feeling Travelling
Esta entrada también está disponible en: Inglés